sábado, mayo 28, 2011

fin

Finalmente todo terminó. Ya no estamos juntos. No tengo que escuchar tus tontas historias acerca de tu vida, ni tus dramas absurdos. Ni quien le dijo que a quien. Ni tus preguntas sobre y ahora que hacer. Nada.
No hay más quejas, ni llamadas cuándo más quiero concentrarme. Ni el deber de llamarte y de preguntarte por tu día. Como tampoco oír tu voz decir el nombre que inventaste y que nunca me gusto.
Ya no existen, aunque en realidad ya no existían, las largas caminatas entre la neblina yendo a parar al bus. Ya no tengo que hacer planes y puedo quedarme en mi casa leyendo y siendo el aburrido que nunca me dejaste ser.
Y si todo esto es cierto, y si te odio como siento
Porque carajos te quiero tener.
No hay más de ese sexo que ya no me gustaba
Que no tenía de demonios en la cama
Que era pura religión de santo y seña
Si ya no había nada, porque todavía espero que vuelvas
No quiero tenerte, pero cuando pienso en teoría, en tu boca junto a la mía todo es una gran mentira pero es hermosa de verdad.
Ya estoy harto de vernos juntos e imaginar los ratos que nunca pudimos tener.
Y que hubiese sido perfecto, pero que se acababan cada vez que te llegaba a ver.

Vivo enamorado de un sueño que nunca existió.
Que quise moldear, te involucre
Y todo salio mal.

Y lo peor es que sigo juntando momentos que nuca fueron
Pero que se ven aquí, sin ti, siempre perfectos.

martes, mayo 03, 2011

Ud..d

Entonces eran dos en una banca. Ella se mordía las uñas y parecía no notar que él la miraba cada vez que se atrevía a sacar los ojos del libro que leía. Cuándo volvió a verla por cuarta vez estaba dormida. Dejó el libro y lo colocó con cuidado en el braso de su lado de la banca. Eran cerca de las cinco de la tarde y ella se había quedado dormida apoyada sobre sus manos en el braso de la banca. El muchacho cruzó las piernas y se acomodo para mirarla. Apyaba su mentón sobre su mano y rosaba su mejilla. Pasaron diez minutos. Quince. Luego sacudió la cabeza y miró en torno suyo. Tomo su propio libro otra vez. Lo cerró de inmediato cerrando los ojos. Miró de nuevo en derredor como buscando a alguien. De su bolsillo sacó un papel y un boligrafo. Escribió algo en él y lo dejo con cuidado bajo su brazo.
Cruzó la calle y se perdió de vista.
Los últimos rayos del sol jugaban con su pelo y se veía preciosa. Se despertó. Y se irguió de pronto. Miró el reloj. Volvió a morderse las uñas. Miró hacia afuera. Más afuera. Y se fue. La nota cayó al suelo mientras se paraba. Un perro pasó cerca y la olfateó. Caminó hasta la siguiente esquina. Meó en ese poste.