lunes, agosto 21, 2006

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Las calles pueden ser peligrosas, en especial cuando no sabes donde estas metido. Y caminas dos cuadras, miras a la izquierda, derecha y la avenida esta libre, pasas.
Estaba pensando que sería mejor llamarla y preguntarle direcciones, Alicia sabe de esas cosas, yo me pierdo yendo a su casa. Aunque talvez no debería interrumpirla, en qué estará trabajando ahora, alguien como yo no debería saber de esas cosas, escribir toma tiempo, que no tengo y que es mejor pasarlo haciendo algo menos… o más…yo que sé, productivo.

Hoy he doblado por la esquina luego de bajar del bus y he sentido nauseas, el peor sentimiento del mundo. Yo no sé por qué a alguien le gusta tanto ponerse a jugar dentro de mí mientras mis vísceras se redoblan y crujen. Sé que cualquier médico diría que estoy loco, pero es casi seguro, estoy convencido de que es una duende pequeña jugando con mis tripas haciendo me sentir que quieren escapar por mi garganta como un insecto que se abre paso con sus garras. Es en esos momentos en que hay que saber controlarse, respirar profundo, parar un rato y descansar o las cosas luego se escapan de las manos y eso puede ser desagradable. Y mientras tanto aun no sé hacia donde…

Tic, Tic, Tic, y más puntos suspensivos en la pantalla del ordenador, en el cuarto de Alicia un tipo fuma un cigarro en el sillón rojo, y ella de espaldas a Edu piensa en silencio.

-No, no, no se que hacer Edu. Si esto no lo cuelgo para el martes estoy condenada. Y ni pensar en pensar en esto toda la semana, dando vueltas como un trompo en mi cabeza.

-Bueno pero déjame leerlo, talvez te ayude, ¿qué tienes que poner?

-No lo sé, no se que poner. Hasta ahora solo pensé que podría caminar, ir a algún lado sabes, como uno de esos, ¿peregrinos?

-uhm….y si… camina hacia el final.

-Gracias, gran ayuda. Encima Ricardo que no aparece, y si le agarra la noche yo no sé lo que le pueda pasar.

-tranquila, si ha venido aquí antes.

-Es que tú no conoces a Ricardo. Si no llega para las 7 salimos a buscarlo.


En la acera Ricardo camina y busca, trata de acordarse de los lugares que ya ha visto, pero algo lo bloquea, y solo se cansa más de subir y bajar la calle.

Simples decisiones y yo tomándome mi tiempo mientras…Alicia ya debe estar desesperada.

Haber venido tantas veces y perderme de repente, esto es como la primera vez que vine. La enana también jugando en mi garganta, arrastrándome hacia no sé donde. Es como si jugara conmigo. El kiosco de la esquina, al fin algo conocido. Uhm a ver 1, 2, 3 ,4 ferros, bueno serán 2 montanas.
A ver si me salgo de este lío.

El sol cae de a pocos y el frío comienza. El tiempo parecía bueno en la mañana, para variar aquí no se confía ni en dios.

Ricardo enciende un cigarro y detrás de las maderas un señor de nariz gorda y ojos pequeños se mete en su bufanda no sin antes decirle gracias y se vuelve a mirar a la calle, por último:

-Flaco qué hora es
-un cuarto para las 7. Gracias eh- el encendedor sobre el mostrador.
-Uff, es tarde. Gracias, suerte.


Afuera hace frío. Dentro de su cuarto Alicia tiene el lápiz metido en la boca, juega con él, lo mueve como si fuera un palito de chupete sin chicle y lo muerde, lo muerde en círculos.

-Escucha esto: Camina hacia el final del camino, al final, la jugada maestra, le toma tiempo darse cuenta pero el árbol a su lado rebota en su retina por segunda vez y entonces, para, para aunque el frío le va llenando la chaqueta y el pantalón y trepa, aunque sabe dios quien o que anda en el bosque a estas horas, quien lo mira entre las sombras y la lluvia que puede o no puede llegar, simplemente es cuestión de tiempo. Las nubes que mira sobre su cabeza parecen ovejas para trasquilar. Si definitivamente es cuestión de tiempo.

Edu se devuelve a su silla apoyándose contra el respaldar, la luz amarilla del cuarto le pega en las manos y hace sombra tapándole mejor la boca y barbilla. Se siente bien no seguir encorvado.

-Y bien estaba pensando en que llegaría a algún lugar primero, pero luego pensé: y para qué. Y qué podría ser interesante de un tipo que camine y nada más.

-Claro que si, de eso se trata esto, ¿no Alicia? Dame la contra y que el infeliz no vaya al final del camino, lindo.

Alicia lo mira a través de sus lentes apoyada contra el marco de la ventana, sentada en el alfeizar como si fuera una niña mala, baja la cabeza, endiablada y sonríe mostrándole sus dientes.

-Ajap…

No piensa en la lluvia, 6:45. Estas? larga la calle y no te veo estarás aquí. Demonios si solo llamaras, y no suena, donde estas, Idiota.

-Sabes Edu, pienso que es divertido, hacer lo que sea a alguien en un papel, hacerlos sudar, bailar, cumple todos mis caprichos, soy su dueña

-Y cuando te das un tiempo y juegas conmigo

-sueña


De nuevo caminando por una calle estrecha hacia arriba peleando contra el viento. Y el segundo pucho acaba de caer, las nauseas han venido de nuevo y por tomar aire he visto el cielo, lluvia talvez, y he vuelto a ver el kiosco este, será que voy en círculos, no, no puede ser el mismo.
En la esquina no se ve a nadie, salvo uno que otro tipo se asoma por la ventan. Tal vez sería mejor pedir direcciones, pero el abuelo del kiosco se ha ido.
Aj, las nauseas ya pasaron un poco, pero el sabor amargo sigue ahí, el segundo cigarro me dejo un sabor feo, no debí fumarlo, ahora bailan las mariposas en mi estomago la enana a dejado sus cabellos al jugar a la peluquería y ahora revolotean.

En la esquina no hay nadie que lo vea, ha estado un buen rato caminando y ahora se reclina en las maderas, y sus manos las guarda en la casaca, hace frío y el teléfono suena.


-Dile que se apure, que no sabe cuanto tiempo lo llevamos esperando, dile eso siempre funciona con él, lo hace correr. Si no, dile que si no llega lo mato o que estoy molesta con él.

- Que va dicelo cuando llegue, no le puedo decir nada, se cortó.- y el teléfono calló sobre la mochila en el suelo.

Alicia vuelve a la ventana y otra vez aprieta el lápiz más contra sus dientes y mueve el pie de arriba a bajo.

-Ya esta ya llegara tranquilízate

Alicia lo miro de reojo y volvió a su hoja

-claro

El camino guía al infierno o al cielo el peregrino viaja despacio y la noche cae sobre él. Un lobo aúlla, entre los árboles una sombra cae y el polvo del suelo se agita tanto que le llega a la nariz y le lastima los ojos. Ahora no ve bien y su vista esta ya deformada. En el desorden, distingue una sombra, colmillos, ruido y dos más ya cerca. Una mano se posa sobre su hombro, pero no voltea. Algo le aprieta el estómago y se muerde un labio con fuerza.
Alicia ha vuelto a mirar a apretar el lápiz en la mano y a bajar más la cabeza.


Una ráfaga de viento lo ha hecho voltear la cara cuando colgó el teléfono, y ha notado lo amarillo de las maderas.

¡Claro! Pero el kiosco es lo más cercano asu casa pero obvio ahora son dos o tres, o cinco… cuál era la casa.

La noche le empieza a llenar la vista y termina caminando forzando su mirada para ver los números. Baja la calle vacía y busca el lugar, la casa, el número, trata de ver el pórtico en su mente, un recuerdo una señal. De nuevo ha perdido atención a los alrededores, y voltea ante un grito alguien parece llamarlo piensa en Edu, voltea da un paso.

-¿Hey broder tienes fuego?- una mano lo ha tomado del hombro y él no ha sabido que hacer.
Calma, voltea,
-Sí claro- voltea y sus lentes han salido disparados por los aires. Miope otra vez.
Lagrimas cubren sus ojos, y siente el olor a sudor y polvo, ensucian en su rostro.

Las nauseas han venido otra vez, ahora aun peor se toma el estómago y se tapa la boca solo una gota roja sale hacia el suelo mientras cuatro brazos lo separan del suelo.

Ninguna mariposa se perderá hoy.

-Uhm interesante Al, qué sigue, se para, voltea, camina y su diosa sagrada lo lleva a casa. Vamos por favor aparece encuerada como Jane de la selva o algo.

-Dame eso- Alicia recupera su hoja y Eduardo se ríe un poco- déjalo, y que si salgo así Después de todo haré lo que sea es mi hoja.
-Claro, tienes un pequeño complejo de…
-¿princesa?
-Más bien diosa guerrera mutante- le quita los anteojos y le desordénale pelo
-no jodas Edu.

Empieza a creer que no hay alternativa que la salida esta próxima y que todo acabará, todo tiene que acabar, se verá de cara con ella o él o quien sea que le abra las puertas.
Y luego a bajar o subir en círculos.
Ahora le muerden despacio, los tres le desgarran la piel… el cielo que mira no viene no quiere apiadarse de él (que muera), será solo cuestión de tiempo, el cielo ahora no parece tan lejos, las puertas podrían abrirse, cuestión de tiempo

La sangre se acumula en la vía y la mano de Ricardo sube las escaleras. Y la gente pasa a su lado sin preguntar, no ayudan.

A lo lejos los tres se van con su ropa su dinero sus cosas. Las nauseas y el malestar se incrementan, ahora es todo lo que le queda, y sin embargo sigue tapando su boca y aun así trata de llegar.

- Espera un tiempo, debajo de un árbol, de frente a sus puertas. Debería haber venido antes, haber corrido no esperar hasta tan tarde…
-Ya, ¿ahora apareces con tapa rabo?
-Cállate deja que lea-
-Espera mejor salimos son las 7

Alicia se queda atrás sentada ahora en la silla de la computadora, de espaldas a la ventana.

Eduardo baja corriendo, salta un par de gradas sigue al pasillo abre la puerta.

En su cuarto Alicia escucha que la llaman.
Pero sigue pensando, la pantalla brilla frente a ella, hasta que reacciona. Toma el lápiz lo muerde un poco

Es hora, es el fin del camino, el fin de este juego. La lluvia no llega, no se abren sus puertas, su culpa, es toda su culpa, se lo busco, cuando no llamó. - Camina hacia la ventana, con la cabeza hacia abajo aun piensa.- Debería haber corrido debería haberse dado cuenta de la hora, debería… sube la cabeza…
Lo ve en la ventana.
Edu la mira -creo que no llego Al- piensa.
En al ventana se ve a Alicia parada observando. Cae una lagrima se suelta la lluvia, Alicia desaparece en la ventana, se apagan las luces en toda la cuadra…

Debería quedarme callada…

Las nauseas pasan, un insecto vuela atravesando la lluvia, sube hacia el cielo, busca una puerta.